Nutrición Infantil - Publicado el 24 de mayo de 2024

Déficits nutricionales en niños con disfagia

Déficits nutricionales en niños con disfagia

En niños, la disfagia orofaríngea puede tener diversos orígenes y mecanismos fisiopatológicos, afectando el crecimiento y estado nutricional.

La malnutrición en este contexto es multifactorial, influenciada por factores como reducción de la ingesta oral, aumento de las necesidades nutricionales y complicaciones asociadas con la condición primaria que genera la disfagia. La malnutrición, entonces, puede exacerbar la discapacidad funcional, retrasar en crecimiento y el desarrollo y aumentar la morbilidad.

El soporte nutricional es esencial al tratar niños con malnutrición por disfagia. Algunas estrategias incluyen modificaciones en la textura y consistencia de los alimentos, uso de espesantes para líquidos, de suplementos nutricionales y de utensilios adaptados. En algunos casos, pueden ser necesarias vías alternativas de alimentación como sondas nasogástricas o gastrostomía.

Un estudio recientemente publicado en Nutrients, analizó la ingesta calórica y el aporte de macro y micronutrientes, para identificar potenciales deficiencias y guiar intervenciones nutricionales en niños menores de 14 años, diagnosticados con disfagia.

Se recogieron datos antropométricos, epidemiológicos y registros de ingesta. Para estandarizar la adecuación de la consistencia de los alimentos, se utilizó la clasificación IDDSI.

Los pacientes fueron divididos en 3 grupos: el primero formado por niños que sólo toleraban alimentos entre IDDSI 0 e IDDSI 4; el segundo con niños que toleraban alimentos picados y húmedos entre IDDSI 5 y 6; y el tercer grupo con niños que podían tolerar dietas estándar IDDSI 7.

117 pacientes fueron incluidos en el estudio, de los cuales 99 fueron incluidos en el análisis final. La mediana de seguimiento de los pacientes fue de 22,3 meses.

Al inicio del periodo de seguimiento, la evaluación de la ingesta dietética reveló una ingesta media de 1133,14 kcal/día (IQR 876-1316,5), con un 39,8% de participantes que no alcanzaban el 100% del gasto energético total estimado. Se hallaron diferencias entre los niños con sondas de alimentación, con una ingesta calórica diaria significativamente inferior (p = 0,01). La ingesta diaria total fue significativamente mayor en los pacientes con disfagia menos grave según la escala FOIS adaptada para niños (p = 0,018), sin diferencias según la escala EDACS.

El 52,9% de los pacientes necesitaron texturas modificadas correspondientes a los niveles 0-4 de IDDSI, lo que sugiere una necesidad de adaptación dietética significativa. En cambio, el 16,3% de los pacientes se las arregló con texturas asociadas a los niveles 5-6 de la IDDSI, lo que indica una capacidad para texturas más avanzadas, como alimentos picados y húmedos, mientras que el 30,8% pudo manejar texturas normales, correspondientes al nivel 7 de IDDSI.

De los pacientes asistidos con nutrición enteral (42,7%), el 26% recibió aportes de nutrición enteral que constituían más del 80% de la ingesta energética total. Además, el 41,3% de este subgrupo utilizaba un dispositivo externo de alimentación.

Tras la terapia del habla individualizada y la rehabilitación nutricional, los participantes mostraron mejoras significativas en la ingesta calórica.

La cobertura del requerimiento calórico aumentó del 95,8% al 119,8% de las necesidades diarias. La rehabilitación también mejoró la tolerancia a una gama más amplia de texturas alimentarias.

Para más información, acceda al artículo original: https://www.mdpi.com/2072-6643/16/11/1590

Fuente: Nutrients

Para más información: https://www.mdpi.com/journal/nutrients