Obesidad - Publicado el 10 de mayo de 2023
La exposición a dioxinas y furanos a través de la dieta podría incrementar el peso corporal
Un factor poco conocido que podría contribuir al desarrollo de obesidad y que ha acaparado la atención desde hace algunos años son los contaminantes orgánicos persistentes. Las dibenzoparadioxinas y furanos policlorados figuran entre los contaminantes persistentes más tóxicos que después de ser liberados a la atmósfera, se depositan sobre el suelo y la vegetación. Son altamente insolubles en agua y se degradan muy lentamente, y pueden llegar a acumularse en los organismos y entrar en la cadena alimentaria. Las dioxinas pueden acumularse en el cuerpo humano durando casi una década, y se conoce que más de un 90% de la exposición total proviene de fuentes dietéticas.
La presente investigación se realizó sobre 5899 adultos voluntarios de entre 55 y 75 años que participan en el estudio Predimed-Plus. A los participantes se los realizó un cuestionario para recoger datos sobre la dieta. El equipo de investigadores también evaluó la adiposidad y el estado de obesidad mediante el índice de masa corporal y el perímetro de la cintura. Los resultados ponen de manifiesto que un 87% de la población estudiada superaría los niveles tolerables de estos contaminantes persistentes tóxicos establecidos por la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria. Los participantes con una mayor ingesta dietética de dioxinas y furanos tenían un índice de masa corporal y un perímetro de cintura más elevados que el resto. Estas personas, además, presentan un mayor riesgo de aumento del perímetro de la cintura después de un año de seguimiento. Los alimentos que contribuirían principalmente al total de exposición son la carne roja, el pez y el marisco.
Este es el primer estudio que analiza la asociación entre la ingesta dietética de las dibenzoparadioxinas o los furanos policlorados y la adiposidad. A pesar de las diferentes restricciones impuestas por la legislación, el equipo investigador alerta que estos químicos continúan suponiendo un grave riesgo para la salud. Por lo tanto, según los responsables de esta investigación, es muy importante continuar controlando la exposición a estos químicos y mantener las medidas de concienciación y profilácticas para tratar de reducir los niveles de exposición a estos químicos persistentes.
“Las dioxinas y furanos no se pueden eliminar una vez acumulados en los alimentos. Por lo tanto, la única manera de reducir la exposición humana es desde su origen, es decir, reduciendo los niveles de contaminantes en el medio ambiente, mediante controles rigurosos de los procesos industriales con la intención de minimizar la formación de estos compuestos tóxicos”, asegura María Ángeles Martínez, una de las autoras del estudio.
Full text: https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0013935123004899?via%3Dihub