Nutrición Infantil - Publicado el 22 de julio de 2024
La exposición temprana a bebidas azucaradas influye de manera diferencial en la adiposidad adulta.
El artículo investiga el impacto del consumo de bebidas azucaradas durante la infancia en el desarrollo de la obesidad en la adultez. Se cuestiona si todas las bebidas azucaradas deben ser tratadas igual o si se debe distinguir entre aquellas con azúcares endógenos, como los jugos de fruta 100% naturales. Se revisa la literatura existente que muestra asociaciones entre estas bebidas y el aumento de peso a largo plazo, destacando la importancia de considerar los patrones dietéticos completos en lugar de enfocarse en un solo nutriente o fuente de nutrientes.
El estudio utilizó datos del Avon Longitudinal Study of Parents and Children (ALSPAC), que incluyó a mujeres reclutadas en Bristol, Reino Unido, entre 1991 y 1992. Se analizaron medidas antropométricas y de composición corporal, así como el consumo dietético de los niños desde los 2 hasta los 13 años de edad. Se emplearon cuestionarios de frecuencia alimentaria y diarios dietéticos para evaluar el consumo temprano de bebidas azucaradas, como cola, jugos de fruta y bebidas endulzadas, y su relación con la adiposidad en la adultez.
Se encontró que el consumo temprano de bebidas como cola y jugos de fruta endulzados estaba asociado con patrones dietéticos menos saludables desde una edad temprana. Estos patrones incluyeron una mayor ingesta de energía, carbohidratos y grasas, y una menor ingesta de fibra dietética. Además, se observaron diferencias significativas entre géneros en las asociaciones entre el consumo de estas bebidas y la adiposidad en la adultez.
Los hallazgos destacan la importancia de considerar el contexto dietético completo al evaluar el impacto de las bebidas azucaradas en el riesgo de obesidad infantil y adulta. Sugieren que las estrategias de intervención nutricional deben dirigirse no solo al control del consumo de azúcares, sino también a promover patrones dietéticos saludables desde una edad temprana. Esto podría contribuir a reducir el riesgo de obesidad a lo largo de la vida al mejorar la calidad general de la dieta en la infancia y la adolescencia.
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Fuente: European Journal of Clinical Nutrition.
Para más información: https://www.nature.com/articles/s41430-024-01430-y