Otros - Publicado el 09 de febrero de 2021
Un estudio destaca la importancia y la complejidad de comer en familia en el siglo XXI
El estudio señala que algunas soluciones - tales como poner el foco exclusivamente en mejorar el acceso a los alimentos o en perfeccionar habilidades de preparación y de organización - pueden ser menos efectivas si se hacen de forma aislada, comenta Allen Barton, uno de los autores del estudio.
“La hora de comer en familia es probablemente una de las tareas fundamentales y más frecuentes que realizan las familias. Si la intención es mejorar la salud de niños y de las familias, el horario familiar de la comida requerirá cierta atención. Pero necesitamos evitar respuestas simplistas y considerar aproximaciones más holísticas para las soluciones.”
Barton comenta que los estudios anteriores relacionados con los horarios de las comidas familiares tendieron a centrarse en factores sociológicos (tales como el acceso a los alimentos de la comunidad y la seguridad alimentario) o en factores psicológicos (tales como comportamientos individuales en torno a las actividades a la hora de la comida), pero los resultados de esta nuevo trabajo muestran que ambas dimensiones se conectan estrechamente en las familias.
Barton y los coautores Brenda Koester, Elinor Fujimoto, y Barbara Fiese, estudiaron a más de 500 familias con los niños en edad escolar en el estado de Illinois. Los miembros de la familia respondieron a preguntas sobre seguridad alimentaria, planificación y preparación de la comida, y organización de la hora de comer. Los investigadores analizaron los datos buscando patrones y determinaron tres grupos distintos, o perfiles familiares.
El primer perfil, que comprendió el 55% de la muestra, se caracterizaba por tener seguridad alimentaria y un alto nivel de la organización del hogar. Las familias en este grupo presentaban los niveles más bajos de inseguridad alimentaria y de caos en el hogar entre los tres perfiles, así como los niveles más altos de eficacia en la preparación de la comida.
El segundo perfil estaba en el extremo contrario del espectro e incluyó al 27% de la muestra. “Este grupo no sólo muestra que padece inseguridad alimentaria, sino que también demuestra los niveles más bajos de la confianza en la preparación y proyección de las comidas y la mayor dificultad en estructura diaria y en la rutina en el hogar,” comenta Barton.
El tercer grupo del perfil, que comprendió el 18% de la muestra, tenía niveles de seguridad alimentaria que se colocaron entre los otros dos grupos, pero informaban niveles de eficacia de la formulación las comidas y de caos del hogar similares a los de las familias en el grupo con seguridad alimentaria.
Que la inseguridad alimentaria coincida con otros patrones de riesgo familiar significa que los esfuerzos para promover una alimentación familiar saludable deben abordar múltiples aspectos, dice Barton.
“Necesitamos asegurarnos que las familias tengan acceso a alimentos saludables. Pero también necesitamos asegurarnos que los miembros de la familia se sientan competentes para preparar y planificar las comidas, y que la organización hogareña cotidiana tenga cierta estabilidad y rutina”, señala el investigador.
Los investigadores también determinaron diferencias específicas entre los grupos en las estrategias de la preparación de comida y comportamientos a la hora de comer. Particularmente, las familias en el segundo perfil, informaron menos comidas semanales juntos, hacían mayor uso de la tecnología durante las comidas, y empleaban más estrategias de preparación de alimentos fuera de casa que las familias de los otros grupos. Todos estos comportamientos se correlacionan con menor consumo de alimentos saludables.
El estudio encontró claras diferencias, pero también había algunas semejanzas entre los tres grupos. Todas las familias tenían la misma probabilidad de hacer compras de alimentos en una variedad de almacenes, incluyendo tiendas de comestibles, tiendas de descuento y grandes almacenes. Los investigadores también encontraron un acuerdo general en los retos más comunes de las familias en relación a las comidas del hogar, incluyendo cómo lidiar con comensales quisquillosos y querer ideas fáciles de menú.
“Las conclusiones de este estudio son importantes para ayudarnos a desarrollar recursos prácticos que las familias pueden utilizar para abordar los retos a los que se enfrentan a la hora de proporcionar comidas saludables y comidas familiares regulares”, señala Koester, otra de las autoras.
La investigación también ofrece la información para que los responsables políticos aborden una estructura alrededor del acceso a los alimentos, así como sugerencias para cambios a nivel del hogar.
“Necesitamos entender que el riesgo es polifacético, así que debemos evitar respuestas y soluciones miopes”, concluye Barton.
Abstract: https://www.sciencedirect.com/science/article/abs/pii/S0195666320316317?via%3Dihub
Fuente: News Medical
Para más información: https://www.news-medical.net/news/20210206/25224/Spanish.aspx