Otros - Publicado el 09 de enero de 2024
Alimentación y endometriosis
La endometriosis es una patología crónica y hormono-dependiente caracterizada por la presencia de tejido endometrial ectópico. De acuerdo a estimaciones de la OMS, un 10% de niñas y mujeres en edad reproductiva padecen de esta enfermedad, que puede producir dolor severo e infertilidad y que afecta al sistema inmune y digestivo.
La nutrición puede afectar diversos procesos que subyacen a las causas de endometriosis. Dado que se ha demostrado que la inflamación crónica y el estrés oxidativo que se producen en las lesiones ectópicas contribuyen al desarrollo de la enfermedad, los nutrientes que influyen en estos procesos constituyen factores que podrían modificar su curso.
Se realizó una revisión narrativa al respecto que fue publicada recientemente en Nutrients.
El déficit de nutrientes tendría un rol importante no sólo en la ocurrencia de endometriosis, sino también en la exacerbación de síntomas y progreso de la enfermedad.
La suplementación con vitaminas C y E se ha asociado con menores niveles de marcadores de inflamación, estrés oxidativo y dolor.
La vitamina D, disminuye la producción de citoquinas proinflamatorias como la IL-17 y la IL-6 y podría reducir la invasividad de las células del endometrio. Por el contrario, su déficit podría favorecer las lesiones ováricas.
Las vitaminas B1, B2, B6, B9 y B12, podrían proteger contra el desarrollo de la endometriosis.
Desequilibrios en las concentraciones de nutrientes como el calcio, sodio, magnesio, potasio, fósforo y cloro, podrían exacerbar los síntomas de la endometriosis, incluyendo fatiga, inflamación, distensión y dolor.
Se han observado niveles séricos más bajos de zinc en mujeres con endometriosis en comparación con personas sanas. Mientras que se observaron niveles más altos de cobre en sangre, orina y líquido folicular.
El níquel (presente en productos con cereales, hojas verdes, nueces, así como en objetos metálicos de uso diario), puede generar alergias. La alergia al níquel ha sido abordada en dos estudios sobre endometriosis y se ha visto que es dos veces más frecuente entre mujeres con endometriosis en comparación con mujeres sanas. Sin embargo, los resultados son inconsistentes con respecto a la concentración de níquel en sangre y orina en mujeres con endometriosis.
Los ácidos grasos poliinsaturados omega-3 y omega-6 intervienen en la modulación de la inflamación y pueden regular el desarrollo de endometriosis.
La suplementación dietética con ácidos grasos poliinsaturados omega-3 ha demostrado reducir la presencia de IL-6. Los suplementos de omega-3 podrían suprimir la adhesión endometrial. Sin embargo, no se ha estudiado apropiadamente el efecto de la suplementación para el alivio del dolor.
El consumo frecuente de lácteos se asocia a menor riesgo de endometriosis. Este efecto protector, se ha observado para productos con mayor contenido de grasas, no en productos descremados.
El reemplazo de carnes rojas por pescado o huevo, podría ser protector.
Los fitoestrógenos (isoflavonas, lignanos y cumestranos) actúan como disruptores endócrinos y podrían interactuar con la endometriosis por mecanismos complejos. Sin embargo, sus efectos varían individualmente y con la dosis.
Profundizar en el estudio del impacto dietético en la endometriosis, podría contribuir a generar recomendaciones dietéticas que contribuyan al tratamiento.
Artículo original: https://www.mdpi.com/2072-6643/16/1/154
Fuente: News Medical
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