Obesidad - Publicado el 12 de octubre de 2022
Comer tarde aumentaría el riesgo de obesidad
La obesidad se ha convertido en una grave epidemia que afecta a unos 650 millones de adultos en todo el mundo. La obesidad es uno de los principales factores que contribuyen a la carga mundial de enfermedades crónicas.
Comer tarde se ha relacionado anteriormente con el riesgo de obesidad, pero hasta el momento no está claro si esto es causado por cambios en el hambre y el apetito, el gasto de energía o ambos, y si están involucradas las vías moleculares en los tejidos adiposos.
Un equipo de investigadores del Brigham and Women's Hospital, llevaron a cabo un ensayo cruzado, aleatorizado y controlado para determinar los efectos de comer tarde versus comer temprano mientras se controlaba rigurosamente la ingesta de nutrientes, la actividad física, el sueño y la exposición a la luz.
Para ello estudiaron a 16 pacientes con un índice de masa corporal (IMC) en el rango de sobrepeso u obesidad. Cada participante completó dos protocolos de laboratorio: uno con un horario de comidas tempranas estrictamente programado y el otro con exactamente las mismas comidas, cada uno programado unas cuatro horas más tarde en el día.
En las últimas dos o tres semanas, antes de comenzar cada uno de los protocolos en el laboratorio, los participantes mantuvieron horarios fijos de sueño y vigilia, y en los últimos tres días antes de ingresar al laboratorio, siguieron estrictamente dietas y horarios de comidas idénticos en casa.
En el laboratorio, los participantes documentaron su hambre y su apetito, proporcionaron pequeñas muestras de sangre a lo largo del día y se les midió la temperatura corporal y el gasto energético. Para medir el efecto de la hora de comer en las vías moleculares que intervienen en la adipogénesis, los investigadores tomaron biopsias de tejido adiposo de un subgrupo de participantes durante las pruebas de laboratorio, tanto en el protocolo de alimentación temprana como en el de alimentación tardía, a fin de poder comparar los patrones y niveles de expresión génica entre estas dos condiciones de alimentación.
Los resultados revelaron que comer más tarde tenía importantes efectos sobre el hambre y las hormonas reguladoras del apetito, la leptina y la grelina. En concreto, los niveles de la hormona leptina, que señala la saciedad, disminuyeron a lo largo de las 24 horas en la condición de comer tarde, en comparación con las condiciones de comer temprano. También quemaban calorías a un ritmo más lento y mostraban una expresión genética del tejido adiposo hacia un aumento de la adipogénesis y una disminución de la lipólisis, que promueven el crecimiento de la grasa. En particular, estos hallazgos transmiten mecanismos fisiológicos y moleculares convergentes que subyacen a la correlación entre comer tarde y aumentar el riesgo de obesidad.
“Descubrimos que comer cuatro horas más tarde hace una diferencia significativa en nuestros niveles de hambre, la forma en que quemamos calorías después de comer y la forma en que almacenamos grasa”, señaló la primera autora dNina Vujović.
Estos hallazgos no solo concuerdan con una gran cantidad de investigaciones que sugieren que comer más tarde puede aumentar la probabilidad de desarrollar obesidad, sino que arrojan nueva luz sobre cómo podría ocurrir esto. Mediante el uso de un estudio cruzado aleatorio y controlando los factores ambientales y conductuales, como la actividad física, la postura, el sueño y la exposición a la luz, los investigadores pudieron detectar cambios en los diferentes sistemas de control involucrados en el equilibrio energético, un indicador de cómo nuestro cuerpo utiliza los alimentos que consumimos.
En estudios futuros, el equipo buscará reclutar a más mujeres para aumentar la generalización de sus hallazgos a una población más amplia. Si bien esta cohorte de estudio incluyó solo cinco participantes femeninas, el estudio se configuró para controlar la fase menstrual, reduciendo la confusión pero dificultando el reclutamiento de mujeres.
Full text: https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S1550413122003977
Fuente: IntraMed
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